Ya esto se acabó. Vestido de rey
él sigue tomando baños de sol en la terraza,
y un periodista extranjero, alguien
desconocedor de las magias del difunto,
diría equivocadamente que a pesar de sus achaques
el enfermo resiste. Pero tú y yo, Señor,
sabemos que esto se acabó,
que todo ha terminado, que los pronósticos
se cumplieron. Que para el caso
es como si toda aquella larga agonía
que hizo de nosotros
estas pobres sombras que desde la muerte miran,
hubiese llegado a su fin, y de todo ello
ahora sólo quedaran ropas amontonadas en el garaje
listas para ser echadas en el horno,
el olor de las velas, alguna esperma en el piso,
un silencio muy grande
y unas cuantas flores marchitas
que se cayeron de las coronas.
Lo del personaje en la terraza es película, ficción,
propaganda para que siga el espectáculo.
Teatro de Rafael Alcides Pérez
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