¿Tendré los labios fríos de la aurora
o cálidos de fragua sobre el alma?
¿Será mi navegar perpetua calma
o habrá loco huracán hora tras hora?
¿Será de mis momentos la señora
la dicha, o el hastío, seca palma,
barrer conseguirá de toda el alma
atisbos de alegría cegadora?
Acaso, Prometeo sobre la roca,
me vea en el destino acompañado
por ave que derrame furia loca
hundiendo su cerviz en mi costado.
Se torna sin cesar seca mi boca.
¿Tendré la soledad siempre a mi lado?
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