como un puñal ardiendo;
un revólver sonoro,
una tortura de instrumentos.
Las rosas, el champán…,
-¿te duele?-, el gesto
tuyo, como de alondra
que me abrasaba de tu aliento.
Dispara ya, y abrázame,
que estoy dispuesto
a todo, y se hace tarde
para morir. Soy lento.
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