Cielo sin pájaros, crepúsculo marino, una estrella solitaria
Horada el Occidente,
Como tú, corazón mío, recuerdas, tan vago, tan distante
El tiempo del amor.
La tierna mirada de los ojos claros y jóvenes, la cándida frente,
El fragante cabello,
Descendiendo como a través del silencio desciende ahora
El crepúsculo desde el aire.
¿Por qué pues, al recordar aquellas tímidas
Y dulces tentaciones, te afliges
Cuando el dulce amor que ella entregaba con un suspiro
Era casi tuyo?
Versión de José Antonio Álvarez Amorós
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