aquí tengo en la cartera un chocolate.
apretada
le letra de un hombre se ha prendido
al papel que lo envuelve.
un hombre azul me lo envía
lo deja caer desde una nube.
un chocolate viene
desde un vuelo muy alto sin aviso
a mi boca
y en el gusto van entrando sus ojos.
estoy comiendo ojos de chocolate
en mi vestido blanco se prenden las avispas.
ya que volamos juntos dime
dónde está la distancia interminable
mi cuerpo a segundos-propulsión del tuyo
y el amanecer cuajándose en mi bata.
ya toco el otro corazón bajo tu vientre.
en el ruido de un motor donde puede
desprenderse la eternidad estamos presos.
ya estoy muerta por accidente de un amor
en este oscuro hotel aprieto mi tablita de chocolate
para salvarme
(no se pueden amputar los amorcitos todo
es continuable o roto por
las cosas principales que te obligan
a matar a una muchacha
en este pobre hotel de provincia
con los colchones hundidos de tanta humanidad).
las paredes se descascaran la gente se me olvida
y estos momentos que uno tiene
son ásperos
como si nos hubiéramos vaciado
indefensos
sólo un sabor dulce sobre mi ombligo
y no puedo detener los aviones que van a salir
que no son de juguete ya crecieron
y las señales los aeropuertos
siguen depositando tu cuerpo en la realidad
sin que yo pueda nada en contra
boletos fechas viajes que me corrompen
la
de tanta fama que tengo aquí
la fama que no es un número exacto
ni siquiera un chocolate entre los dientes
nadie sabe que en esta habitación tan sola
yo me como la fama
porque no me sirve para dormir
tibia
entre tus muslos.
Un chocolate viene de Reina María Rodríguez
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