Un golpe de recuerdos te modela
como a la nube el soplo imprevisible.
¡La música y la enamorada tela
que cruza por tus ojos! Suprimible
y oscuro lo demás, aquí te espera,
frente a mi vida absorta o despiadada,
un país al que vuelves, pasajera
del eterno sabor de tu mirada.
-¿Será tú lo que miro? ¿Y a qué sombra
de tu soñar inmóvil pertenece
la antigua calidad en que me abismo?
Pero de pronto en mí tu voz me nombra
como un golpe de rara luz que acrece.
¡Oh música y milagro de lo mismo!
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