En el bolsillo de la cazadora encuentras
un pasaje azul para el vaporetto
(il biglietto, non cedibile).
El billete azul, poco mayor
que un sello de la República de Togo,
te promete un cambio, un viaje.
Se derrite la laca en el recuerdo,
se deshiela la almendra de la nieve alpina.
Ahora puede empezar la expedición.
Estás en Texas, en la tierra llana,
entre los robles eternamente verdes,
que no recuerdan nada.
Por canales estrechos navegarás
con !»alemas, a contracorriente;
y hallarás glaciares y grisura.
El billete reza: corsa semplice,
pero no menciona el desierto,
la monotonía del gravoso mar,
el deseo, el aduanero malicioso,
que no te espera sólo a ti,
islas de indiferencia y de cenizas.
Navegarás largamente. Quizás llegues
allí donde descansa el erizo de Venecia,
agua, encajes y oro.
Quizás llegues allí donde se alzan
las rojas torres de Venecia, torres fieles,
agujas de un compás perdido en el océano.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz