VAS Y VIENES ceñida a tus humores buenos
a tus orillas fértiles
al agua
que te extravía la sangre por mi fiebre
esas tardes que forjo y deshilvano
tu sombra numerosa en los espejos
que a ciegas recorrimos
Sobre el fuego
que improvisa mi lengua te descubro
asida al maderamen que abarcara mi pecho
y hoy te arroja
a esta arena de furia incandescente
y me hermana
con tus labios salinos y tus pezones fieros
que marcan territorio
más allá de esta voz que te aspira y exige
de vuelta a la retina en la que expandes
tu imagen de lobezna
Y es que asciendes
o suave precipitas el ritmo de la aurora
cada vez que el insomnio
dilapida sus llagas en la memoria enferma
gozosa o cristalina al zumo de la carne
así te conjeture y estés lejos
Pero adónde barcaza
adónde hemos de anclar los sobresaltos
las cadenas el aire
que nos abre trincheras para incubar resuellos
cuando nos sabe débiles
Adónde encallaremos
nuestra imparable fuga
si en la brisa no quedan asideros
si en las manos
persiste un juramento raído por las velas
de navíos girando a un sol errante
si este mar en que oscilas
lobezna
o barcarola
es un muro vencido por la ausencia
Vas y vienes ceñida a tus humores buenos de Román Luján
Añadir un comentario