Ven, méteme mano
por la honda vena oscura de mi carne.
Dentro, se cuajará tu brazo
con mi sombra;
se hará piedra de noche,
seca raíz de sangre…
Coagulada la fuente de mi pecho,
para pedir ayuda
subirá a mi garganta.
¡Niégasela si es vida!
¡Clávame más tu brazo!…
¡Crúzamelo!
¡Atraviésame!
Aunque me cueste el árbol de mi cuerpo,
condúceme a ti, muerte.
Añadir un comentario