Voy por el camino hacia la ciudad de las grandes migraciones, acosada, inmóvil, maníaca.
Qué se puede esperar de esta efervescencia de granito,
con calles por donde se desliza la brusquedad de las estaciones y de los cielos inmensos.
Ha sido construida a fuerza de imaginación sobre la página en blanco. Oh ciudad,
qué secreto te aguarda, qué tesoro te alimenta como una llama bajo la chimenea.
De algún modo, el sol forma parte de tu albañilería y prolonga tu desgaste.
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