¿Y qué ciudad es esta
que para otro se apremia bajo el gastado palio
de sus reclamos, bajo
sus pretenciosos pájaros sin resplandor?
Avergonzada en su ácida demanda,
¿cómo puede guardarse
tanta nostalgia para sí, la sola
vigilia toda para sí de un hombre,
entre la sucesión y la revuelta? ¿Y cuánto
haber salvado puede quien pagaba
copa los viernes en la sobremesa
de la mediocridad?
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