Un día mi padre dijo
nos vamos, y tú eras
la meta: otra lengua,
otros amigos. No:
los amigos de siempre,
la lengua, la que hablo.
Me he revuelto en tus aguas
volcánicas y urbanas
hasta al fin conocerme,
y si al hablar cometo
los errores de todos,
me digo: soy de aquí,
no me ensuciaste en vano.
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