Hoy, en una mano burda instintiva, deforme, he visto el diamante más bello que pueda encender el Milagro…
Parecía vivo y doloroso como un espíritu desolado…
Vi fluir de su luz una sombra tan triste, que he llorado por él y por todos los bellos diamantes extraviados
en manos deformes…
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