Cruzas por mis recuerdos como un rayo de luna
que lo ilumina todo de una blanca poesía…
El ruiseñor cantaba su amor. Colgaba una
fina escala de seda desde tu celosía.
Era la noche un río cristalino y sonoro,
que arrastraba en sus ondas, hacia la Eternidad,
nuestro amor como una carabela de oro,
palpitantes las velas bajo la tempestad.
Entre un deshojamiento de románticas rosas
de luz, juntos surcamos Venecias fabulosas,
en un olvido eterno de todo… Tu laúd
desgranaba en la noche su inmortal serenata…
¡Y al pie de la marmórea y altiva escalinata
nos esperaba el paje de nuestra Juventud!
Añadir un comentario