Esconde la plegaria salvaje de tus ojos,
tentaciones en flor. Mas di, muchacha,
¿dónde puedo morar en esta tierra?
De blandas latitudes vengo; mi país desconoce
los suelos calcinados, el ávido prestigio sobre cada tumba.
Por mi cuerpo resbala savia diferente. ¿Amar aquí?
¿Sembrar aquí los manes del olvido?
Y cuando muera, dime
qué nave, qué nostalgia, devolverá mis restos
al decoro y la paz de los abuelos.
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