Al norte hay niños que esperan la madrugada para ponerle una raya más al tigre.
Al sur, las nativas bailan descalzas sobre la arena, al mediodía.
Al este, la tarde es un bostezo que se consume a sí mismo.
Al oeste, el amanecer encuentra a los viejos con el libro sagrado entre sus manos.
Al anochecer sólo se escuchan los pasos del visitante.
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