Si me lo hubieran descrito, hubiese dicho
no, no se puede vivir ahí. La oscuridad que hay
dentro quiere destruirte. Y el desprecio,
la desgana, la fatalidad buscan la muerte.
Claro que tampoco quieres morir, o no exactamente
morir, cesar acaso. Porque es muy difícil vivir ahí.
Los pensamientos te tambalean. Se despeñan.
Gesticulan. Golpean contra ti. Buscan herirte
fingiendo otras destrucciones. Tu pensamiento
se vuelve violento, paria, obtuso, y quiere,
quiere morir, o no exactamente, cesar. No se puede
vivir ahí. Un yermo. Ajeno al aire. Poca la luz.
Ajeno al movimiento. Sin gozo, sin voz casi,
con luces agrias. Si te lo describo con imágenes
de delirio y pesantez: No, no se puede vivir ahí.
El dolor es un país inhabitable, que
está habitado. Y cuantos recorren ese país
-por un mismo camino- viajan solos…
No se puede vivir. Voy caminando.
Inténtalo, sensitivo de Luis Antonio de Villena
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