Poemas y poetas españoles: Poesías y versos famosos en español

Perdona si algún día invado tu presencia

Shankara era el camino por el que te perdías

Tú tienes la costumbre de los ríos

Tus nietos y mis nietos

Yo soy la que comparte contigo el abandono

Ay, paloma, mi pecho

Corre, amor, por el aire

El cielo no es azul y yo alargo los dedos

No importa que la sangre corra formando mares

No llores, amor mío

Aires de lima

Aladas

Mascarones de proa

Pastoreo

Te quiero por ser cuerda y tener cinco dedos

Te quiero porque aprendo contigo a ser distinta

Te quiero porque fumas

Te quiero porque un día

A una calavera de mujer

A una dama que salió revuelta una mañana

Dulce desdén, si el daño que me haces

Dura necesidad, madre afrentosa

A Marsia, cubriéndose los ojos con la mano

A Marsia, llorando

Enviando una cesta de jazmines a una dama

Nuestra quietud es dulce y azul y torturada en esta hora

Nada trasciende la densa mansedumbre de esta tarde

Hay racimos de soledad en tus manos

Si te pusiera copos de tierra sobre la boca

Yo no recuerdo sino el sabor de la duda

Mi memoria es la memoria de la nieve

El río traía a veces zapatos de mujeres

Todo lo aprendí de quien nunca fue amado

En llamas va la leyenda creciendo

Inútil es volver a los lugares olvidados y perdidos

¿Qué espero aún de la espiral del tiempo

A unos ojos

Anatomía de la melancolía

Bajo las luces rojas

El café con espejos

El extraño

En la mañana del mundo

Inmensidad de la noche

La sombra

La visita del arcángel

Las formas del engaño

Los rostros de la noche

Magia de la noche

Mágico vivir

Noche del sentido

Oficio de la costumbre

Pájaro de fuego

Trasmundo

Una extraña certeza

Auto de fe

Centinela de amor

Cuatro sonetos de amor

Despedida

Duda

En el estanque del día

Glosa a la soleá

Encuentro

Las muertes de Sevilla

Lluvia

María Manuela, me escuchas

Muerto de amor

Necesito de ti, de tu presencia

No

Pulso de amor

Romance de aquel hijo

Romance de «La Lirio»

Romance de la viuda enamorada

Romance de la voz en la sangre

Romance de los ojos verdes

Soneto (Bebiéndome la dulce primavera)

Agora con la aurora se levanta

Al salir de la cárcel

Oda a Don Felipe Ruiz

Oda a Francisco Salinas

Oda a la vida retirada

¡Oh, cortesía, oh, dulce acogimiento

Vuestra tirana exención

Ahora que la noche me susurra

Cuenta el bosque

Desnudos, asomados

El daño

En horas insomnes como rocas

La rosa de hielo

Leyendo a Alejandra Pizarnik

Lo que dice la arena

Los dos sueños

Si yo fuera Alejandra la fugaz

Todo se dio en el pulso

Voces

Alba de no entender nada

Aunque bajo el temor

Brisa loca

Carne de mi carne

El corazón viene a encallarse en su forma habitual

El mar en persona

El niño ofrece sus ojos a los tallos del viento

El umbral de las calumnias

Interior

Locura de la danza

Montoncitos de desnudez

Nadie desciende de una lámpara

Naturaleza muerta

No todo estaba dicho

Primavera provisional

Punto de referencia

Silla felicidad

Vendimia

Verdad capital

Verdores innatos

Cine de barrio

Ropa tendida

A la poesía

Árbol enamorado

Canta

Con tacones altos

El espejo ovalado

El traje nuevo

Incienso

La palabra

La posteridad

La voz

Las cosas viejas

Vida prestada

Amor de hombre

Antepasados huéspedes

Asesinados jóvenes

Ateo

Consunción de la víspera

Confesión del inicuo

Desnudo entero

Destino

Matinal

Momento novembrino

Ofertorio

Puesto que el joven azul de la montaña ha muerto

Aliud et Alibi

As man grows older

Bárbara

Cambra de la tardor

Canción para recoger el agua solsticial

Cera votiva en Westminster Abbey

Katábasis

La casada infiel

Las ollas de Egipto

Lauretta

Lemures

Maestu

Muchacha en la ventana

O dark dark dark

Póntica

Requiem aeternam donet tibi

Rosario

Sátira primera (A Rufo)

Spoon river, Euskadi

Tonton macoute

Tríbada falsaria

Ãšltima erectio

Vers l’ennui

Epístola cuarta de Jovino a Anfriso

Sátira primera a Arnesto

Sátira segunda a Arnesto

Soneto a Clori

Ángeles barrocos

Cita con mis poetas

Derribado el crepúsculo se alza

Echa a volar, gaviota de mi puerto

El ángel de la muerte

En un salón de La Habana

La memoria es sólo un espejismo

Mujer sin alcuza

Para contar cualquier historia vieja

Mejor Canción de invierno

Convalecencia

Ello

Iba tocando mi flauta

La más mía

Rosa íntima

Volcán errante

Voz nueva

A mi alma

Acabas de salir de tu alcoba… Yo he entrado

Amor

Anda el agua de alborada

Aquella tarde, al decirle

Árboles hombres

Belleza cotidiana – amor tranquilo

Cállate, por Dios, que tú

¿Cómo era, Dios mío, cómo era?

Con lilas llenas de agua

Cuando, dormida tú, me echo en tu alma

De tu lecho alumbrado de luna me venían

Donador

El amor

En el sopor azul e hirviente de la siesta

Espejeo de estío

Esperanza

Estoy midiéndome con Dios

Estoy triste, y mis ojos no lloran

Eternidades

Hoy eres tú, mar de retorno

Iba, blanca y tierna

Jardín

Las tardes de enero

Le he puesto una rosa fresca

Lejos tú, lejos de ti

Los caminos de la tarde

Luna sola

Manos

Mar ideal

Mi cuerpo

Nada

Nocturno

Nostalgia

Nubes

Octubre II

¡Oh triste coche viejo, que en mi memoria ruedas!

Otoño

Poeta

Qué débil el latido

¡Qué dulcemente va cayendo tu belleza!

¡Qué goce triste éste

¡Qué tristeza de olor de jazmín! El verano

¿Remordimiento?

Reproches

Rosas mustias de cada día

Se entró mi corazón en esta nada

Si yo, por ti, he creado un mundo para ti

Solía ser en el estío. El viejo coche

Sueño

Tal como estabas

¿Te acuerdas?

Te conocí, porque al mirar la huella

Te deshojé como una rosa

Viento negro, luna blanca

Todas las rosas blancas de la luna caían

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros

Ángel de la oscuridad

Arcángel de ceniza

Coro de ánimas

El silencio

Espacio para un sueño

Fiesta en la oscuridad

Júcar

La música serena

Oficio de verano

Poética

Río Escabas

Sepulcros de la luz

Confidencial

Cae una lluvia mansa, voz furtiva

Codicilo para un duelo

«Cuando tú te hayas ido…»

El ausente

Insomnio

Le temps d’un soupir

Líneas para Gabriel Ferrater

Mersault dispara

Mount Adams

Retornos de Cotlliure

Saludo al padre

Transverberaciones

Flores de hielo

El sombrerero

El té y la salvia

Extensión y fama del oficio de puta

La abeja y el cuclillo

La primavera

El apretón

Respuesta de Don Tomás de Iriarte a una dama que le preguntó que era lo mejor que hallaba en su cuerpo

Señor don Juan, quedito, que me enfado

Idilio II – Los celos

Idilio III – Ilusiones de la tristeza

Idilio IV – Delirios de la desconfianza

Idilio V – La agitación

Oda en sáficos-adónicos

Amanece en el tren. Un rumor de raíles desata

Cavar una fosa

Ceniza

Cuando quise leer la caligrafía de las brasas

De luna acuática y ballenas

Desasosiego de otoño

Desde el piso diecinueve de un rascacielos

El sueño de los caballos muertos

Imán de ti

Itaca no existe

Para siempre

Patio interior

Ritual de violetas

Sin razón

Tótem I

Un instante en relieve. En el cielo el ala

Casa

Campo-estelas

Herido siempre, desangrado a veces

La rosa de los vientos

Mi cabeza inclinada sobre el aire

¿Por qué no?

Siempre bella

Sueños

Unidos por la luz

Alegría interior

Alma dormida

Amanecer

Apagamos las manos. Dejamos encima del mar marchitarse la luna

Así era

Canción de cuna para dormir a un preso

Como la rosa: nunca

Coplilla después del 5º Bourbon

Con las piedras, con el viento

Corazón que te hiere

Desaliento

Destino alegre

Dos fábulas para tiempos sombríos

El enemigo

El héroe

El muerto

Interior

Inauguración de monumento

La impasible María con erres, eles y eses

La sombra

Las nubes

Lear King en los claustros

Lope. La noche. Marta

Luz de tarde

Madrigal

Marina impasible

Noche

Otoño

Paseo

Pecios de sombra

Pensamiento de amor

Preludio

Presto

Razones

Recuerdos

Respuesta

Segundo amor

Serenidad

Si soñaras siempre, si amaras

Soneto

Teoría y alucinación de Doublin

Variaciones sobre el instante eterno

Yepes cocktail

Tristeza

Acércate. Más, más

Ahora que ya estoy solo te llamo suavemente

Algo más

Amor así

Atardecer de marzo

Como un pájaro herido

Después del amor

Este abril

Hoguera de amor

Imposible

Llueven tus ojos palomas somnolientas de ceniza

Los muertos

Mar de tus ojos

Mi corazón, mi vida, mi sangre enarbolada

No

¿Por qué voy a Llorarme? Los árboles no lloran

Romance lento

Soñaste un día azul

De bienes destituidas

Al oído

Definiendo el amor y sus contrariedades

Que el verdadero sabio, donde quiera

Romance

Amor, en un incendio no acabado

¿Dó vas? ¿dó vas, crüel, dó vas?; refrena

Pensé, mas fué engañoso pensamiento

Trenzas que en la serena y limpia frente

De «La lealtad del espejo»

De «La vigilia del tiempo»

Astros momificados y bravíos

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos

Pirotécnicos pórticos de azahares

Ya se desembaraza y se desmembra

Como el toro he nacido para el luto

Elegía a Ramón Sijé

Fuera menos penado, si no fuera

Me tiraste un limón y tan amargo

Mi corazón no puede con la carga

Por tu pie, la blancura más bailable

¿Recuerdas aquel cuello, haces memoria

Silencio de metal triste y sonoro

Te me mueres de casta y de sencilla

Tengo estos huesos hechos a las penas

Tu corazón una naranja helada

Umbrío por la pena, casi bruno

Una querencia tengo por tu acento

Desde que el alba quiso ser alba

Muerte nupcial

Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío

Antes del odio

Ascensión de la escoba